III Sínodo Nueva Evangelización


09 de Octubre, 2012
Con qué lenguaje comunicar en un mundo golpeado por el tsunami del laicismo

La 'relación anterior a la discusión' o sea el programa sobre los temas que deben ser profundizados por los participantes en el Sínodo de Obispos para la nueva evangelización y la transmisión de la fe, fue presentada hoy a los periodistas, en la Sala de Prensa de la Santa Sede.

Intervinieron el cardenal estadounidense, Donald William Wuerl, arzobispo de Washington, relator general del sínodo, y el presidente del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, el arzobispo italiano Claudio Maria Celli. Después de la presentación dieron amplio espacio a los periodistas allí presentes.

El cardenal Donald William recordó que el laicismo "fue como un tsunami que arrolló al mundo occidental" minando sus estructuras, amenazando la visión cristiana e instituciones como la familia y el matrimonio.

La idea de "aceptar un orden natural y trabajar por el bien común se ha debilitado", y la nueva evangelización nos llama a "difundir la verdad del evangelio" y "lo que esto significa para el mundo".

"Un evento alentador en ese panorama --dijo su eminencia- es que hay una nueva generación de jóvenes que están buscando respuestas, y estas se encuentran en el mensaje de Cristo". Además "es necesario llegar a las personas que piensan que conocen el mensaje cristiano, si bien en realidad están subcatequizados. Lo veo en Estados Unidos, donde hay dos generaciones con este problema", dijo.

Por su parte el arzobispo italiano, Claudio María Celli subrayó que son necesarias una serie de actitudes de fondo para trasmitir la fe, como la confianza, la audacia, y la alegría, con la conciencia de que el "Espíritu sopla donde y como quiere". Por ello "la Iglesia mira al futuro con mucha esperanza".

El arzobispo Celli expresó el deseo de que este sínodo "nos ayude a soñar y esperar", "más allá de nuestras disertaciones y reflexiones, recordar cuánto Dios ama al hombre y el camino de esta humanidad y se pone a su lado". Recordó también que "el papa tiene esta capacidad de hacernos recordar cuáles son las cosas que tienen importancia".

Concluyó, recordando que si la Iglesia no evangeliza traiciona su vocación. "El problema que me planteo es con qué lenguaje lo hacemos", porque "no se trata de una problemática tecnológica". Y recordó que existieron "grandes comunicadores con pobres y limitados instrumentos".

Sobre la capacidad de los padres sinodales y su conocimiento del problema, el arzobispo de Washington fue muy claro: "nadie vino impreparado, traemos nuestra experiencia pastoral. Debemos entender qué cosas están funcionando en los diversos lugares". Y precisó que, en la nueva evangelización para la transmisión de la fe, habrá que trabajar en dos niveles: llegar a los que se alejaron, para traerlos nuevamente al rebaño; y a los jóvenes adultos que no se han apartado, que quieren dedicar la vida al sacerdocio o a la Iglesia, qué son mucho más de los que eran hace veinte años.

ZENIT preguntó al cardenal que si bien el desafío es cómo comunicar con los medios digitales y en un contexto de subcatequización existente, parecería que los instrumentos para la nueva evangelización ya existen. El arzobispo de Washington precisó que justamente es necesario identificar el idioma común y "volver a proponer''. Por ello fue creado un pontificio consejo sobre la nueva evangelización. "Tenemos contenidos riquísimos, entretanto muchos elementos son mal comunicados, debido también a la velocidad de las comunicaciones que se sobreponen a la capacidad de la Iglesia de explicar sus propuestas.

"En mi archidiócesis nos dimos cuenta de que tenemos que lograr dar una información inmediata, porque el contenido tiene una calidad y la mediación al trasmitirlo muchas veces lleva otro mensaje".

¿Demasiada voluntad de estar en coloquio con el mundo ha hecho perder a los católicos su identidad y orgullo? preguntó otra periodista. El purpurado estadounidense respondió que los católicos tienen que reapropiarse de su identidad para llevar el evangelio a un mundo que en realidad no lo conoce.

Sobre el peligro de que el sínodo se olvide de los otros cristianos y por lo tanto de su vocación ecuménica, el cardenal William, recordó que "uno de los grandes desafíos es el contraste existente entre la secularización y la fe en Cristo. Con frecuencia veo que con partners ecuménicos tenemos mucho en común, mucho más que con el mundo secularizado que no ve a un Dios trascendente". "Entretanto --prosiguió- uno de los desafíos de hoy para la Iglesia es la identidad. No se puede establecer un diálogo ecuménico sin ella".

¿Y las personas de otras religiones o no creyentes? Es parte de la vida de la Iglesia llevar el evangelio al mundo, indicó el cardenal. Por ello como resultado del sínodo "me gustaría ver una nueva confianza en la veracidad de nuestra fe. Y si creemos en Jesucristo y en la sucesión apostólica, esta confianza nos ayudará a entablar diálogo con personas en torno nuestro. Sea a nivel individual que institucional". En necesario además "que las instituciones, como escuelas, universidades, etc. tengan conciencia de que llevan adelante algo más además que la tarea específica".

Respondiendo siempre a las preguntas, consideró de gran importancia la existencia y trabajo de los nuevos movimientos, eclesiales, "signo de la obra del Espíritu Santo".

Una agencia de noticias británica le preguntó al arzobispo de Washington si los casos de abusos sexuales habían causado la crisis que vive hoy la Iglesia, a lo que el cardenal William respondió que dichos hechos seguramente causaron desconfianza hacia el clero. Por ello en este momento de reflexión se recuerda que el Vaticano II, planteó el problema: "¿estoy viviendo la fe en su plenitud?"