“Sin caer en confusiones o en identificaciones simplistas, se debe manifestar siempre la unidad profunda que existe entre el proyecto salvífico de Dios, realizado en Cristo, y las aspiraciones del hombre”[1]
“El mismo Dios que crea al hombre a su imagen y semejanza, crea la "tierra y todo lo que en ella se contiene para uso de todos los hombres y de todos los pueblos, de modo que los bienes creados puedan llegar a todos, en forma más justa" <3>, y le da poder para que solidariamente transforme y perfeccione el mundo <4>. Es el mismo Dios quien, en la plenitud de los tiempos, envía a su Hijo para que hecho carne, venga a liberar a todos los hombres de todas las esclavitudes a que los tiene sujetos el pecado <5>, la ignorancia, el hambre, la miseria y la opresión, en una palabra, la injusticia y el odio que tienen su origen en el egoísmo humano”.
“Por eso, para nuestra verdadera liberación, todos los hombres necesitamos una profunda conversión a fin de que llegue a nosotros el "reino de justicia, de amor y de paz". El origen de todo menosprecio del hombre, de toda injusticia, debe ser buscado en el desequilibrio interior, debe ser buscado en el desequilibrio interior de la libertad humana, que necesitará siempre, en la historia, una permanente labor de rectificación”.[2]
Gustavo Gutiérrez Merino, sacerdote dominico, nace el 8 de junio de 1928 en Lima, Perú, Descendiente por vía materna de la etnia kechua. Durante su adolescencia se vio afectado por la enfermedad de osteomielitis que lo llevó a permanecer en una silla de ruedas durante un largo periodo de tiempo.
Realizó sus estudios secundarios en el Colegio de los Maristas del Distrito de Barranco. Concluyendo este periodo académico, en el año 1947, ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú) a cursar medicina y letras; para aquella época militaba en la Acción Católica[3] y realizaba sus primeros estudios teológicos, el contexto en que se movía lo llevó a despertar un especial interés en el área social y lo impulsó a tomar el camino del sacerdocio.
Abandona la carrera de medicina e ingresa al seminario a la edad de 24 años. Completa sus estudios en Europa; filosofía y psicología en la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica y teología pastoral en la Universidad Católica de Lyon en Francia, en donde obtuvo el título de Doctor. Tuvo como profesores a Henri de Lubac, Yves Congar, Marie Dominique Chenu, Christian Ducoq (integrantes de las escuelas de Le Souchoir (dominica) y Fourvière (jesuita)), influye en él, el pensamiento teológico de Edward Schillebeeckx, Karl Rahner, Hans Küng y Johann Baptist Metz., Karl Barth, conservó interés por teólogos como Jürgen Moltmann, Karl Barth, Dietrich Bonhoeffer y científicos sociales como François Perroux y el P. Lebret.
En la Universidad de Lovaina conoció a Camilo Torres (sacerdote colombiano), cofundador junto a Orlando Fals Borda en 1960 de la primera Facultad de Sociología de América Latina en la Universidad Nacional de Colombia, muerto por el ejército al mando del coronel Valencia Tobar en 1966. También conoció al sacerdote belga teólogo y sociólogo Francois Houtart, profesor de la Universidad Católica de Lovaina y profesor y amigo de Camilo Torres[4].
En el año 1959 fue ordenado subdiácono en la iglesia de Saint Jean en Lyón y sacerdote incardinado en la Arquidiócesis de Lima.
En el año 1960 se graduó de Licenciatura en Teología de la Universidad Gregoriana de Roma (Italia), regresó a Lima e inició sus labores como docente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, fue profesor y director del Departamento de Teología en la Pontificia Universidad Católica de Perú. “En este mismo año le nombran asesor de la Unión de Estudiantes Católicos (UNEC) que daría origen a los Movimientos de Profesionales Católicos, vinculado también a Pax Romana, organización de universitarios españoles, neerlandeses y suizos católicos constituida en Friburgo en 1921 que desde 1949 tiene estatuto consultivo al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, a la UNESCO y al Consejo de Europa, y participa en el Foro Social Mundial”[5]. Paralelamente a sus actividades académicas desempeñó sus labores pastorales como párroco en el barrio de Rimac de Lima, labores siempre basadas en su opción preferencial por los pobres.
El contexto en que se desarrolló en su juventud era de dictadura e injusticia, además la formación adquirida en Europa y el ámbito social y eclesial vivido en esta segunda mitad del siglo XX lo motivaron a realizar una propuesta de “entrar la teología en el redescubrimiento del amor al prójimo como centro de la vida cristiana y en una comprensión más bíblica de la fe”[6]
Participó en algunas sesiones del Concilio Vaticano II convocado por el Papa Juan XXIII (fallecido el 3 de junio de 1963), Concilio Ecuménico que inicio en 1962 y concluyó en 1965 con el Papa Pablo VI.
Considerado el padre de la Teología de la Liberación (TLD).
Participó de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Medellín, 1968) “La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio”, como consultor teológico.
En el año 1971 publicó la más famosa de sus obras titulada “Teología de la liberación. Perspectivas”. Para la época en mención en América Latina coexistían las dictaduras militares, masacres, violencia contra el pueblo empobrecido y marginado.
APARTES:
Usted ya comentó sobre la fuerza de los pobres. ¿Quiénes son los pobres de hoy, principalmente en América Latina?
Gutiérrez: Yo dije a partir de las escrituras y no de las Ciencias Sociales, o de la Economía. El pobre es el que no cuenta, es el insignificante, y ellos son muy numerosos. Existe la pobreza que se llama monetaria o económica, y es preciso estudiarla. La condición femenina por ejemplo. No es que toda mujer sea pobre, pero basta que sea mujer para que existan derechos que no están presentes. Así también ocurre con el color de la piel, indígenas, mestizos (yo soy mestizo), japoneses, chinos, algunos europeos en el Pacífico (la inmigración llegaba mucho por allá). Vea, el conocimiento es poder.
¿Cómo evalúa el papado de Francisco y cómo fue el encuentro de ustedes en la Asamblea de Cáritas, en 2015?
Gutiérrez: Pienso que la Iglesia está en un movimiento muy interesante, rico y con un gran frescor del Evangelio. Esas cuestiones del Papa, de "salir”, ir contra la corrupción, de abrirse, es un momento de alegría, y él es muy valiente, porque eso no es fácil. Claro que las personas que están con él también resisten. El Papa Francisco creó un clima muy diferente, que además tiene un apoyo inmenso de personas que no son cristianas, y que ven en este hombre a alguien que habla a Abraham, que es prójimo, y tiene el sentido profundamente evangélico. Esto fue lo que conversé, cuando lo encontré.
En el mes de junio de 2017 se realizó el Encuentro anual de Directivos, Presidentes y Secretarios Generales de Conferencias Episcopales, organizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM. El Padre Gustavo Gutiérrez tuvo a su cargo la conferencia central; recalcó que la pobreza “no es imitar la vida del pobre; no se trata de imitar al que es considerado como insignificante, sino serlo”. Se refirió a la reforma de la iglesia impulsada por el Papa Francisco, significa que “al centro (de todas las estructuras, ser y quehacer de la Iglesia) esté Cristo”.
“la Iglesia siempre debe tener una palabra sobre lo social”. y no olvidar que “la Iglesia existe para evangelizar”, por tanto “cuando se vuelve funcionaria y no evangeliza deja de ser Iglesia”[8] .
Sobre la pobreza económica que genera miseria, afirmó que “la pobreza no es voluntad de Dios, es hechura humana. Por eso es que la pobreza tiene estructuras, categorías y superioridades establecidas. Hay causas de la pobreza”. Que pobre es “el que no tiene derecho a tener derechos”.
La pobreza se establece así: “si yo considero seres inferiores a otros, estoy estableciendo la pobreza para ellos”. Por tanto la pobreza que somete en inframundos a tantos seres humanos “no es voluntad de Dios”, es voluntad del hombre.
Ver video en el link:
https://www.youtube.com/watch?v=3XcOEfyBEoo&feature=share
Carta del Papa Francisco a Gustavo Gutiérrez, “Te agradezco lo que has contribuido a la Iglesia y a la Humanidad”:
[1] Documento de Medellín, |PI LA JUSTICIA Fundamentación Doctrinal (2)
[2] Documento de Medellín, |PVIII CATEQUESIS, Características de la Renovación (2)
[3] El Concilio Vaticano II trató expresamente de la Acción Católica en el número 20 del decreto sobre el apostolado de los laicos, Apostolicam Actuositatem
[4]http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2018/05/29/religion-iglesia-opinion-america-90-anos-gustavo-gutierrez-50-anos-teologia-liberacion-profesor-parroco.shtml
[5]http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2018/05/29/religion-iglesia-opinion-america-90-anos-gustavo-gutierrez-50-anos-teologia-liberacion-profesor-parroco.shtml
[6] a.b.c.d. Botella Cubells, Vicente (8 de noviembre de 2011)). «Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación». Facultad de Teología. Valencia. Archivado desde el original el 9 de marzo de 2014.
[7] http://www.jesuitas.org.co/20278.html
[8] https://es.aleteia.org/2017/04/04/gustavo-gutierrez-no-creo-en-la-teologia-de-la-liberacion-creo-en-jesucristo/
Foto: https://educationforjustice.org/resources/gustavo-guti%C3%A9rrez-father-liberation-theology
Video: https://www.youtube.com/watch?v=3XcOEfyBEoo&feature=share
